Algo tan sencillo de decir pero tan difícil de cumplir, al menos, para algunos o, tal vez, muchos.
Tómate tiempo
para ti mismo sin presiones, sin distracciones externas, sin objetivos ni
metas. Deja por un momento los deseos de tu mente y responsabilidades
materiales y la preocupación por las necesidades, esto no es incompatible con
todo eso. Aunque sean cinco minutos en
el baño porque tienes críos pequeños y un trabajo que atender. Siempre hay “cinco
minutos” (serían deseables muchos más, pero por algo se empieza).
Si consigues
ir sumando cinco antes de levantarte, cinco antes de comer, cinco antes de cenar,
cinco antes de acostarte…¿Qué crees que pasaría?, ¿crees que lo convertirías en
un hábito?
Respira hondo
allá donde estés, incluso, si casi no puedes evitar el estar siempre rodeado de
personas por estar en una gran familia y las constantes responsabilidades u
obligaciones, párate ahí en medio de todo, en el centro de todo ese bochorno,
todo ese movimiento incesante de gente, ruido, voces… Retira tu atención de
todo eso y respira profundo. Siente tu respiración y la vida que hay dentro de
tu cuerpo, eso eres tú. Pon, aunque sólo sea por un instante, la atención en tu
interior y apártala de todo lo que ves o escuchas fuera.
Siente la
quietud que hay en ese espacio interior y, con el tiempo…, comprobarás como
también puedes ir añadiéndola, poco a poco, a tu acción hacia fuera.
Esto también
es hacer pero hacia dentro, es un hacer sin resultados visibles para los que te
rodean aunque si percibirán la calma interior que llevas, cómo te mueves, cómo
hablas o cómo te expresas. Esa calma que tienes cuando no te acecha el estrés o
no te ha dominado el agobio por los pensamientos, emociones y el querer hacer…
Puedes comparar
ese estado interno con la quietud de un árbol o de una flor (los maestros ya
hablan de esto).
Puedes observar
cómo un animal (un pato en un estanque, por ejemplo) se relaja como si no hubiera
que preocuparse por nada, en ese momento sólo hay que estar ahí, bien nadando o
sentado, acicalando las plumas, respirando y disfrutando del calor del sol, lo
que sea, pero que siempre es estar presente.
Cuanto estás
absorbido por innumerables actividades que ofrece esta sociedad y de las que pasas de unas a
otras, en ocasiones, sin respiro. No estás conectado con tu interior, vas de un
lado a otro como un robot que sigue todas las distracciones, palabras, sonidos,
colores…
Es ese hacer
por hacer, quizás, porque no te soportas a ti mismo (no te conoces realmente) o
no te llena la vida que tienes. Temes que nada vaya a cambiar y necesitas
asegurarte de que estás haciendo todo lo posible para conseguir tus objetivos,
tus sueños, pase lo que pase y por encima de tu descanso e, incluso, por encima
de tu propia paz personal.
Atrapado,
quizás, en la influencia del éxito personal como primera necesidad.
No soportas
la soledad y esa es la primera señal de la desconexión que tienes de tu verdadera
esencia. La mente te acecha con pensamientos y emociones dramáticas sobre un
doloroso futuro indeseado en el que nadie te acompañará y morirás desolado,
insatisfecho o quizás de una enfermedad muy grave, es decir, estás desconectado
y lleno de miedo. Tal vez amargado y sin ninguna historia heroica que contar o con
vergüenza por tus no logros o falta de éxito, crees que tienes una vida
miserable, quizás.
Para tu consuelo, todo puede ser mentira. Lo que crees, es. Observa tu mente que está llena de creencias y condicionamientos sobre lo que es mejor o peor. Lo que deberías o no deberías hacer. Lo que es correcto y lo que no. Lo que está bien y lo que está mal. Cómo deberías ser y cómo no deberías ser, ni tan siquiera el sentir podría ser correcto. No debes pensar esto ni lo otro y, en cambio, si debes pensar otra cosa que alguien te diga ¿quizás?... Control, exigencias, dominación, limitación... Sal de eso, poco a poco y en la medida que puedas, te ayudará.
Y, ¿qué es
un respiro interior?
Un respiro
interior es ese momento en el que no estás centrado en lo que hay fuera de ti,
en lo que ves fuera que te distrae de tu sentir, de tu quietud o verdadero sentir
interior. Es ese espacio que puedes tener sin hacer nada que no sea estar
presente sin más pretensión y sentir la quietud que viene de ella. Es estar absorto
en lo profundo de ti.
El silencio
interior que sientes en una meditación, en la contemplación sin entrar en la
necesidad de opinar, cuestionar, ni tan siquiera discernir. Se trata de sentir ese
estado de paz interior que no sigue a tu mente, la observas pero no la sigues. Tus
pensamientos no pararán, pero ya son menos y no te atrapan.
Tómate
tiempo para ti respirando profundo en medio del caos.
Tómate tiempo para ti apoyando bien los pies recordando que los tienes o, simplemente, tienes cuerpo y estás "presente”, “existes” aunque, ahora, no estés pensando.
Existo, aunque ahora no esté pensando”
La mente siempre está en movimiento pero tú puedes encontrar los huecos, los espacios, los tiempos de silencio, la calma e ir mejorándolos.
Solemos hablar
mucho sobre la acción en la que siempre hay un movimiento, un resultado visible
como ir a comprar algo, ir a tomar algo con amigos, visitas turísticas,
excursiones, metido en asociaciones para. Muchas citas, muchas actividades… Una
venta, una compra,
El hacer en
este mundo es inevitable y necesario, pero hay otro muchos “hacer” que no lo
son.
En ti está darte
cuenta de tu hacer y cuales necesitas realmente, cuánto tiempo para ti puedes
darte y si hay algo que quieres cambiar.